En una sesión de estrategias para reducción de costos se relevó el dilema: eficiencia vs eficacia. El punto de discusión es cuál concepto debe ser enfatizado con el fin de alcanzar la deseada reducción. Para dilucidar lo anterior, debemos partir por entender el fenómeno de los costos y su relación con el negocio, con la estrategia empresarial, esto es, con la ventaja comparativa. Una estrategia eficaz asume acciones tanto ofensivas como defensivas para crear una posición fuerte ante las fuerzas competitivas. Esto implica conocer estas fuerzas y, lo más difícil, reconocer cuál de las estrategias genéricas es la adecuada. Cuántas veces se ha creído que se estaba diferenciando, pero la estrategia era una clara focalización. Lo medular, es que ambas repercuten en estructuras de costos totalmente distintas, por lo cual, los ejercicios de reducción o contención de costos son absolutamente improductivos – en términos de generar una ventaja y no en las circunstanciales utilidades del ejercicio. Es más, con el fin de mejorar nuestros costos, aplicamos tecnologías de información, ERP’s. De este modo, estandarizamos procesos, adaptamos las mejores prácticas: ¿Ven la trampa?.Junto con el ejercicio de planificación estratégica, tanto el análisis de los procesos como la identificación de tecnologías habilitantes, nos permiten configurar nuestra estructura de costos deseable. Luego, debemos identificar de nuestros procesos generadores de valor cuáles son los generadores de costos: economías de escala, nivel de aprendizaje del proceso, utilización de instalaciones, interrelaciones de procesos, tiempo de procesos, nivel de integración, ubicación, sistemas normativos, atribuciones administrativas y factores institucionales entre otros.De este modo, a través de una administración de estos generadores de costos, junto con la adecuación de los procesos de valor (no quedarse sólo con la cadena de valor, ya que existen oportunidades únicas al gestionar la red de valor completa) estamos en condiciones de que nuestros costos generen ventajas. ¿Y la eficiencia y eficacia? ¿ Y la reducción de costos? Esto es un ejemplo claro que no debemos poner la carreta delante de los bueyes.
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